En ciertos aspectos, Galdemoduen trilogia es una vuelta a los inicios del proyecto. Por un lado, recupera el formato de trío —en Begiak lekuko el bajista Mattin Sorzabelbere se unió al proyecto—, pero más acompañado que nunca. Para la base rítmica han contado con el bajista Xavi Perez ‘Bull’ (Inadaptats) y el batería Ander Barrenetxea (Morau eta Agotak, Juan Mari Beltran), y varios colaboradores han dado color a las canciones: Morau, Petti e Idoia Gillenea con las voces, Kotte Berrueta con el acordeón, Begoña Rudi al piano...
Por otro lado, los temas propios vuelven a ser el eje del proyecto. Las letras —todas ellas de Edu Zelaieta, salvo un poema de Wislawa Szymborska, también presente en los anteriores discos— tienen un componente de crítica social más acentuado que en los anteriores discos, aunque también hay sitio para el humor y los placeres de la vida. Y la música —compuesta en su mayoría por Beñardo Goietxe y Raúl García, a excepción de un par de temas de Brooks Robertson y Mississippi Mathilda— se puede ver como un inventario de la música de raíces en el que además del folk-rock asociado a Mugaldekoak desde sus inicios (Bizitzeko inbentarioa, Etsaiak), encontramos los ambientes turbios de Tom Waits (Hurrup!), las travesuras de juguete de Pascal Comelade (Nire balentriak bezala), folk inglés (Bi kopa), genuino rockabilly (Onddo bila), baladas tex-mex (Orabideko errekako balada), blues del Mississippi (Emazteki langilea) o incluso spoken word de ambientes fronterizos (Astro-H).
Si a esa variedad de estilos le añadimos la mayor calidad de las composiciones y el cuidado puesto en los arreglos, la conclusión es que Galdemoduen trilogia supone el disco más sólido hasta la fecha de Mugaldekoak.
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