Este disco es algo completamente original. Incluye once composiciones de distinto estilo e influencias, todas instrumentales, donde las raíces europeas están presentes, y también las del swing. Es también una propuesta casi cinematográfica, donde las imágenes se suceden continuamente a lo largo del disco. Y poesía. Una mezcla ecléctica de ideas. Algunas veces, escuchamos a las cuerdas con el piano, sonando como un cuarteto (“El enamorado armenio”) y, en otras, un solitario piano acompañado del clarinete (“Cita en Horcher”), evocando sensaciones y sabores, con una atmósfera difícil de explicar, si no se escucha el disco. Otras, ese cuarteto de cuerdas y piano se aventura junto a una armónica de blues (“el vuelo de la pobreza”), consiguiendo algo diferente y evocador. O la imagen de una bailarina sobre sus zapatos de punta en el tema “De puntillas”, donde visualizamos perfectamente la escena. Es una propuesta diferente, entre la música clásica y la popular, un compendio de memorias de este artista ecléctico y personal, ante el panorama musical actual. Como dice su autor, una invitación para que, otros músicos y artistas, puedan aportar sus propias versiones de cada tema del disco, agrandándolas o dándoles su visión. Y desde un director de cine o guionista, a un coreógrafo. Para un público maduro o para los que escuchan de todo, y puedan descubrir algo nuevo. Una parada en medio de otras cosas. Un disco que sirve para inspirarnos a todos y ampliar el abanico de nuestros gustos musicales. El disco ha sido grabado en Granada (Estudio de Fernando J. Romero) y en PÍCCOLO (Torrelodones-Madrid), y con los músicos tocando y grabando en directo en la mayoría de los temas, lo que ha hecho más arriesgada su producción, pero más natural y auténtica.