Una pandemia y muchos, muchísimos conciertos después, Mishima presentan su nuevo álbum, el primero de estudio desde "Ara i res" (2017) y el décimo de su carrera si contamos el directo "Ara i aquí" (2019). Grabado en Black Box, el santuario analógico de Peter Deimel en Angers (Francia), "L’aigua clara" no solo insiste en su apuesta por la contundencia sonora y la profundidad literaria, sino que la sublima.
Tras cinco años sin nuevo repertorio, David Carabén (voz y guitarra), Marc Lloret (teclados), Dani Vega (guitarra), Xavi Caparrós (bajo) y Alfons Serra (batería) alcanzan la plenitud en once temas que hondan en las principales virtudes de la banda. Un canto a la vida que no desvía la mirada ante sus abismos. “Una altra cançó d’amor d’algú que mai n’ha sabut treure l’aigua clara” (Otra canción de amor de quien nunca ha sabido sacar nada en claro), dicen en 'El gran lladre' , a modo de síntesis y clave del título. "L’aigua clara" son canciones contra el paso del tiempo ('El gran lladre'), contra el miedo a uno mismo (Por de mi ), contra el monólogo interior (Sé que ets tu ) y, por supuesto, contra la nostalgia en 'Un lloc que no recordi' , peculiar crónica del confinamiento y single de anticipo. Y también canciones a favor de grandes personajes, ya sea el adicto en rehabilitación de 'Gener sobri' , el campeón de Go -el juego de mesa más antiguo de la historia- Lee Sedol, que no logró vencer a la inteligencia artificial en 'God’s Move (Lee Sedol)' , o la actriz porno 'Mia Khalifa' , en una impactante reflexión sobre el tráfico de sentimientos y el desencanto al que aboca la sociedad del espectáculo.
Con 'Cotó' y la adaptación al catalán de 'The Book of Love' (Magnetic Fields) como divertidos contrapuntos románticos, Mishima regresan por sus fueros con un disco único: nadie escribe así; nadie suena así. Con un verano repleto de festivales (Vida, Festival de Les Arts, Cruïlla Primavera, Embassa’t) y un directo inmaculado, la gran banda rock de Catalunya está de vuelta.