Su cuna fue Estados Unidos, pero hace un año se instaló en Cardona y en pocos meses facturó su primer disco en catalán, "Repte" (Chesapik), que toma el relevo de “36 Weeks” (1998), “Battleship” (1999) y “Happy nothing” (2002). Paul Fuster no es un cantautor al uso. El hijo del famoso cardiólogo Valentí Fuster se dedicaba a construir bicicletas por encargo en Brooklyn antes de que le surgieran letras del tipo «els ventricles del teu cor esquitxen sang i tot es mou (Guapa pocasolta). "Por cojones he aprendido cosas del corazón. Y esta estrofa es un guiño a mi padre", admite.
«Se trata de una canción de amor humorística -añade- en la que digo, 'hey, no es el bistec, tu carne ni tu culo lo que me atraen, son tus entrañas'». Fuster ya hacía folk mucho antes de que causara furor en Catalunya. Y con su guitarra metálica hecha por él mismo ("con la chapa de la lavadora" que tenía en Nueva York "y el mástil extraído de una estaca"), exhibe en Repte un peculiar imaginario y una atmósfera que atrapa.