Amateur
MARCO MEZQUIDA
CD
JAZZ / LATIN-JAZZ
EDICIONS ALBERT MORALEDA (VR MM006 02)
8424295366177
Alejado de las largas divagaciones, de los fascinantes viajes fluviales que nos ofrece Marco Mezquida en sus conciertos a solo, el estudio parece el hogar de recogimiento del pianista, de la atención a las pequeñas cosas, del mimo. Ya sucedió en su debut con La hora fértil y se acentúa ahora más si cabe en este Amateur: 19 gemas que se distribuyen en algo más de una hora de grabación. En realidad es otra forma de río, sólo que bebido a sorbos.
La joya tiene en esta ocasión tres capas: una inicial recopilación de canciones "espirituales", la Suite Libélula, de "improvisaciones contemporáneas", y una tercera de "canciones de amor". Como si de tres suites se tratara, pero con una sensación global, con la unidad de un estilo que baña con densidad romántica la ligereza melódica de muchas de sus composiciones. La Caricia inicial, una sencilla monodia, funciona como amable e íntima invitación a una colección de piezas con aire camerístico, donde el virtuosismo queda tamizado por la sencillez con la que parecen discurrir los minutos. Sencillez incluso en la forma de trabajar el piano en su tramo más experimental, el de esa libélula a la que vemos nacer, revolotear, danzar, morir... y reencarnarse. También ensimismarse y dar vueltas sobre sí misma, marca de la casa menorquina, que refleja el revoloteo circular con un tratamiento de las cuerdas que parece remitir al de la kora africana (al fin y al cabo un arpa, como lo es el interior del piano).
Aires clásicos, impresionistas y románticos abrazan melodías con sabor popular e incluso cinematográfico (imagino la melodía de Lekeitio como banda sonora alternativa de Los puentes de Madison, de un cine clásico y pausado); cortes que parecen la versión de una canción de moda de algún grupo indie de rock (El cielo en tu brazos), que reconfortan el espíritu (Joia que danza tímida y libre) e invitan a un optimismo casi naif (las bellísimas Velas, de exultante contención emocional). Canciones que en muchos casos, advierte Marco, no sonarán en concierto, lo que convierte este disco en algo único.
Amateur tiene ese espíritu infantil que reivindica Mezquida en las notas del libreto, del "niño despreocupado que juega, que explora, que se evade del tiempo y del espacio", que tiene hambre por aprender y ejercer su maestría sin recrearse en ella, simplemente dejándose mecer subido al piano, como si éste flotara sobre un Mediterráneo en calma una noche de luna llena; mostrando que apropiarse de los 'clásicos' no significa meramente swinguear sino capturar su alma, descifrarla y explicarla con tus propias palabras. Palabras que pueden remitir a las de otros, pero que siempre tienen un deje propio, un idioma, una autoría. Eso convierte a Marco Mezquida en algo mucho más importante que en un buen músico, en un artista único, algo al alcance de muy pocos. Su Ternura infinita es nuestro privilegio.
Carlos Pérez Cruz