Tocar un instrumento es fácil, lo difícil es tocarlo bien. Conseguir un sonido propio que te identifique y te haga reconocible entre la multitud de músicos con los que compartes instrumento, eso es una proeza destinada sólo a unos pocos. Si además hablamos de un músico que tiene los pies y el alma hundidos en un estilo centenario como es el Blues, la proeza de la singularidad es aún mayor. “Good Vibrations”, el tercer disco de The Romanticos, es una buena muestra de ejercicio de voz propia sin soltar la mano del Estilo.
Iker Piris confecciona un disco de aromas y sabores conocidos que, como buen gourmet, adereza con sus especias secretas para darle un resultado absolutamente personal.
Como el nombre de la canción indica, “Ike's Stuff” abre el disco a modo de tarjeta de presentación dejando claro la materia prima de lo que aquí se cuece: profesión, actitud y pasión.
En “Sad But True” nos invita a un plato de Gumbo picante, empujándonos al baile con ritmos y atmósfera que nos retrotraen al viejo New Orleans, ayudado en este caso por los Broken Brothers en los vientos.
Reminiscencias de músicos como John Lee Hooker o Lightnin' Hopkins, que eran rurales por nacimiento y urbanos por necesidad, aparecen en “Down Low”, con el slide cortante de Julian Kanevsky, y en “Unexpected Flight” llevándonos al lado más oscuro y crudo del Blues.
Otro invitado de lujo que aporta talento al presente trabajo es Juan Ortiz en los teclados. En su caso en los temas “Poison”, shuffle de rueda pinchada que haría las delicias del mejor T-Bone Walker, y “Good Vibrations”, un sugerente West-Side con Iker tocando y cantando en su versión más personal.
El swing de “Get Your Love” para los pies inquietos, la sensualidad de “You Took My Little Heart” para las caderas que buscan compañía y “The Wolf” para despedirse con una sonrisa pícara, son los temas que completan este disco original de principio a fin.
Un disco de Blues y a la vez de Canciones que demuestra la madurez y el buen momento de forma de su autor, ratificando su continua progresión como guitarrista, cantante y compositor.
Merecida mención merecen Adrián Carrera y Ricky Ávila en la batería y el bajo respectivamente, pues son las recias columnas sobre las que se sostiene todo el arte de Iker y le confieren la solidez que sus canciones necesitan.