Tocar un instrumento es fácil, lo difícil es tocarlo bien. Conseguir un sonido propio que te identifique y te haga reconocible entre la multitud de músicos con los que compartes instrumento, eso es una proeza destinada sólo a unos pocos. Si además hablamos de un músico que tiene los pies y el alma hundidos en un estilo centenario como es el Blues, la proeza de la singularidad es aún mayor. “Good Vibrations”, el tercer disco de The Romanticos, es una buena muestra de ejercicio de voz propia sin soltar la mano del Estilo.
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