Hay quien entiende las diferencias entre culturas entendidas no como la evidencia de una realidad rica y plural sino como violentos y excluyentes antagonismos a exterminar en benficio de una uniformidad feroz. Tristemente, nos toca vivir momentos en los que conceptos como el “choque de civilizaciones” amenazan con erigirse en dogmáticas imposiciones cuyas consecuencias empiezan a estar a la vista…
Quizás por este motivo, ahora más que nunca, resulta digno de todo elogio el esfuerzo de talentosos músicos como Eugenio Bennato (quien fuera fundador de la prestigiosa Nuova Compagnia Di Canto Popolare) por recordarnos la riqueza de nuestras tradiciones musicales. Tomando como punto de partida la milenaria tarantella (danza ritual del Sur de Italia), el napolitano explora junto a Taranta Power, su joven banda, influencias de ida y vuelta entre su tierra natal, ese Oriente que jamás acabamos de aceptar como Próximo y la cultura del Norte de África. En este álbum, el hipnótico ritmo del pandero se mezcla con ecos gnawa, mientras la guitarra battente (una guitarra percusiva cuyo sonido constituye el alma de la tarantella) se funde entre instrumentaciones orientales.
Bennato ha comprobado en sus conciertos ofrecidos en Argel como el Mediterráneo jamás constiuyó un obstáculo insalvable, todo lo contrario, sus aguas han sido camino de encuentro. Los ancestrales ritmos de la tarantella no resultan ajenos para los argelinos. Como él mismo explica “en Argel he comprobado como en pocos instantes pueden derrumbarse los prejuicios y la desconfianza del público hacia el europeo colonizador y privilegiado; tras los primeros golpes de tamburello y guitarra battente los chicos argelinos se han sentido protagonistas de una música que también a ellos les pertenece”. Como decíamos, quizás no haya mejor momento para replantearnos la existencia de una raíz común que, de alguna forma, hermana a los pueblos asentados de extremo a extremo del Meditérraneo. Así pues, “Che Il Mediterraneo Sia”