La que fuera musa de musas del recupera el ambiente de libertad creativa de los días en que nombres como los de , o la propia daban forma a aquella colorista revolución sonora que añadía pátina de brasilidad al rock y la psicodelia de la prodigiosa década de los sesenta. El tiempo, en el momento de la grabación de este álbum Gal Costa bordeaba la condición de sexagenaria, no ha restado un ápice de expresividad y emoción a la voz de la que a decir de muchos ha sido la mayor de las vocalistas brasileñas de la segunda mitad del siglo pasado. Menos dada a las asombrosas acrobacias que marcaban sus interpretaciones del pasado pero, por contra, con toda la pausa y la riqueza de matices que la madurez puede aportar a una voz tan privilegiada como la de la cantora brasileña, en nos invita a redescubrir un repertorio tomado en préstamo al cancionero de compositores de la talla de Vander y , Arnaldo Antunes o, por primera vez en su carrera, .
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