El Club Social del distrito de Buena Vista en La Habana fue emblemático lugar de encuentro para artistas de toda condición mucho antes de que su nombre se popularizara alrededor del mundo después de que tuviera la feliz idea de grabar a algunas de las viejas glorias de la música cubana que eran sus parroquianos habituales. Mucho, mucho antes, en la década de los cincuenta, cuando la capital cubana era, como alguien dijo, una fiesta sin fin, el Club Social era el lugar donde nacían las canciones y los nuevos pasos de baile, donde se discutía sobre la pureza del son y se danzaba y cantaba hasta que la noche se agotaba. A aquellos días de esplendor nos traslada con admiración y nostalgia . Artistas que vivieron aquellos días como , (autor del célebre que inmortalizó) o reviven la música de aquel entonces, como lo hacen otros muchos artistas que por edad no pudieron conocer lo que en el Club se vivió, pero sí han crecido escuchando con respeto historias que el tiempo ha convertido en leyenda. Así, los nietos de se unen para interpretar el famoso de su abuelo, evoca al gran y, entre unos y otros, poco a poco van dibujando en nuestra mente la estampa de la Habana romántica y desenfrenada de décadas atrás.
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