"Música deliciosa, bonita [...], nos cautivó por su inspiración franca y noble al par que por su claridad y corrección técnica [...], técnicamente inmaculada y exenta de extravagancias [...], conserva siempre la diafanidad de nuestro ambiente mediterráneo […], Margarida Orfila, uno de los valores musicales más estimados.”
Son algunas de las palabras que la prensa catalana de la época le dedica a la compositora protagonista de este trabajo discográfico que reúne su música de cámara. Obras de pequeño formato, en las cuales los instrumentos dialogan entre sí manteniendo su esencia e identidad sonora. Entre estas, encontramos tres dúos para violín y piano, tres dúos para violonchelo y piano, un trío para violín, violonchelo y piano en un solo movimiento, y una versión de este último arreglada para cuarteto de violín, viola, violonchelo y contrabajo. Mayoritariamente, estas son obras de madurez, compuestas cuando Margarida Orfila, menorquina de nacimiento, ya había consolidado su prestigio en la escena musical de Cataluña como compositora, pianista y profesora de la Escuela Municipal de Música de Barcelona.