Anna Ferrer canta desde que tiene conciencia y lo hace con la suerte de haber nacido en Menorca. Desde los tres años se ha alimentado de la transmisión oral de jotas, “tonades” y fandangos que hoy cosen su canto. Lejos de asfixiarse por esta tradición, la recoge con respeto, se agarra fuerte a la tierra y la labra con nuevas semillas: con sonoridades propias atravesadas por elegantes matices electrónicos.
De ahí germina una voz vital en la preservación y evolución de la música tradicional, una voz referente que emerge con la fuerza de quien canta por vocación. Esta fusión y aprendizaje desemboca en “Parenòstic” , título de un directo estrenado en solitario en 2021 que ha pasado por Londres, Marruecos, Italia o Perú, con más de medio centenar de conciertos. Un directo hipnótico dirigido y digerido por Niño de Elche que ahora, por fin, toma forma de disco, el tercero que publica la artista. La producción musical ha pasado por manos como las de Panxii Badii, Maestro Espada o el propio Niño de Elche, que han apadrinado su forma desde la absoluta admiración.