A finales de la década de 1960 se produjo un florecimiento del álbum conceptual. Tras el triunfo en 1967 de la obra maestra de los Beatles "Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band", en 1968 siguió "Ogdens' Nut Gone Flake" de Small Faces, que seguía las aventuras de Happiness Stan en su búsqueda de la mitad perdida de la Luna. , mientras que “S.F. Sorrow” de Pretty Things retrató la vida de Sebastian F. Sorrow, desde su nacimiento, pasando por el amor, la locura y, finalmente, hasta una muerte solitaria.
Menos popular en ese momento, pero ahora muy buscado, fue el álbum grabado por Five Day Week Straw People, que relata el imaginado “fin de semana típico del trabajador promedio de nueve a cinco”, como relataron en una entrevista en ese momento. .
Las canciones habían sido escritas por David Montague y Guy Mascolo, que se conocieron cuando eran peluqueros en Clapham en 1963. Guy acababa de cofundar un salón con su hermano Toni, que desde entonces se ha convertido en el gigante de la peluquería que es “Toni & Guy”.
Sin embargo, en 1967, Guy y David estaban componiendo canciones en su tiempo libre y, después de haber completado demos de varias canciones, se toparon con un ingeniero de la pequeña independiente Saga Records. Rápidamente firmaron con el sello y los pusieron en el estudio de grabación, con el respaldo de Mike Hawksworth al bajo, John DuCann a la guitarra y voz y Jack McCulloch a la batería.
Quizás inspirados por los ruidos extraños utilizados en el “Sergeant Pepper”, David y Guy grabaron efectos de sonido para usarlos en su propio álbum, que emplearon para evocar mejor la sensación del fin de semana. Así, los motores de los coches acelerando, los niños jugando, una mujer con tacones altos bajando una escalera y una tormenta con truenos, todo encuentra su lugar.
Mezclando algunas voces habladas y una pizca juiciosa de efectos especiales, el resultado es un álbum peculiar y completamente encantador que transporta al oyente a esos días embriagadores en los que casi todo parecía posible.
Catalogado como uno de los “100 mejores discos psicodélicos” de Record Collector (ubicado inmediatamente debajo de “In Search Of A Lost Chord” de Moody Blues), este es un álbum que merece un lugar destacado en cualquier colección de discos exigente.
Ahora publicado en vinilo de 180g y color pajizo.