El levante español y más concretamente la ciudad de Alicante y sus alrededores empiezan a reclamar con fuerza e insistencia un merecido reconocimiento en la cada vez más extensa geografía del rap nacional. La consagración de Nach como una de las figuras con más proyección de nuestro hip-hop a abierto de par en par las puertas de la atención mediática a un nutrido pelotón de aspirantes al estrellato sobrados de talento y habilidad para alcanzar su objetivo. De entre todos ellos, Abram es uno de los MCs sobre los que hay más esperanzas depositadas. Las dos maquetas que precedieron a “Sangre de mi sangre” (Necrópolis y Ataraxia) sirvieron para dar a conocer a un artista educado en el clasicismo intachable de los grandes (Run DMC, Public Enemy) pero abierto también a la influencia de grandes renovadores como Cypress Hill o, en tiempos más recientes, un El-P con quien comparte un discurso plagado de ecos oscuros y, por momentos, opresivos. El buen hacer reflejado en aquellas maletas valió a Abram la posibilidad de compartir escenario con lo más granado del rap nacional, de Solo los Solo a Hablando en Plata, pasando por su vecino y buen amigo Nach.
Ahora, la publicación de “Sangre de mi sangre” consagra definitivamente a un Abram llamado a ser uno de los nombres propios del actual ejercicio raperístico. Con sus rimas plagadas de brillantes metáforas, giros inesperados y sorpresas aguardando tras cada esquina, envuelto en inquietantes atmósferas sonoras que confieren dosis extra de personalidad y originalidad a su propuesta, Abram está listo para lanzarse a la conquista de esa generación que vibra entre bombos y rimas.