El testimonio que contiene este trabajo, volumen XII de la serie “Flamenco y Universidad”, viene a resumir una vida entregada al flamenco, al flamenco de Triana. Al que generó el arrabal ribereño unido a las labores que sus creadores un buen día tuvieron el gusto y acierto de cantar: alfareros, fragüeros, zapateros, areneros, pintores, tejedores, taberneros, gremios de habilidoso desempeño e indiscutible valía, que legaron aportación e impronta a su barrio y al flamenco.
Manuel Márquez Barrera, “Márquez el zapatero” , Villanueva del Ariscal 1930, o “de Villanueva es” como pregonara su exquisito vino en Sevilla y en el coso maestrante en épocas pasadas, se hizo musicalmente hablando en Triana, ejerciendo el humilde y noble oficio de zapatero en la calle Pureza en la década de los 50 del siglo pasado, teniendo por morada una modesta fonda en la calle Betis, y por universidad flamenca, la pujanza y centro emisor cantaor que en ese período ejercían las calles, tabernas y casas de vecinos de este fundamental núcleo generador de artistas.
Los cantes, estilos, aires y matices aquí cantados y reproducidos, son los que a lo largo de su vasta vivencia en Triana y otros enclaves flamencos, Márquez fue escuchando y asimilando. Hasta once cantes y recuerdos distintos incluyen sus vivencias, lo que no quiere decir que sean todos los posibles que hayan existido en Triana, pues aquellos que Márquez no conoció o personalmente o no le fueron transmitidos, no están reflejados.
La dificultad melódica y rítmica del cante por soleá de Triana, y ese remoquete manido de que se sale del compás de tres por cuatro, argumento utilizado por numerosos artistas para no atreverse con esta joya del flamenco, se desvanece completamente con la cuadratura del toque de Eduardo Rebollar y la exactitud y ligado de las letras que el Zapatero imprime a su cante.
Es este un trabajo, casi testamentario, de uno de los personajes contemporáneos más puramente entregados al flamenco, que en el atardecer luminoso aún activo de su carrera, viene a dejarnos todas aquellas herencias de las que él fue depositario y que con el poso y sabiduría del tiempo nos ofrece en un buen número importante de letras, melodías, matices y aires grabados con la dignidad de quién se siente en deuda con el flamenco por todo lo que de él recibió y ahora entrega en este documento sonoro para memoria y disfrute de los buenos aficionados
Escuchar (30 segundos)
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Solea de Triana (Sordillo de Triana)
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Solea de Triana (El Arenero)
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Solea de Triana (Manuel Oliver)
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Solea de Triana (Para Mis Amigos de Triana, Rebujo)
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