Roy Loney es el fundador y cantante de la gran banda de San Francisco (EEUU) Flamin´ Groovies; y con esta banda (hasta que la abandonó en 1971) e incluso posteriormente ha escrito clásicos de rock-and-roll que han quedado impresos en letras mayúsculas para siempre. Nunca ha dejado de escribir ni de dar conciertos, y ha sumado una tercera a las dos bandas con las que cuenta en EEUU, en San Francisco y en Seattle: se trata de Señor No de Donostia (Euskal Herria). La carambola se debió a varias casualidades ya que una vez visto Señor No en directo sobran las palabras.
Roy Loney y los donostiarras publicaron un EP que fue el estreno del sello Bloody Hotsak, pero esta vez vienen con un disco grande bajo el brazo. “Got me a hot one!” fue grabado y mezclado en cinco días en los estudios Garate, con Haritz Arreguy a los mandos y producido por el mismo Ron Loney.
El disco nos da la bienvenida con una pieza de rock-and-roll caliente y desnudo de los 50´, prueba notoria de lo poco que Loney tiene que ver con la actualidad y las nuevas tendencias. No quiere engañar a nadie, al contrario, las cosas claras desde el principio. De esta manera, prefiere optar por el rock-and-roll potente, tan energético como el punk-rock, pero conectado con las raíces de EEUU. Por ello y por el tratamiento de las guitarras hay veces que nos recuerdan mucho a los Flamin´ Groovies, también han trabajado piezas de garage con riffs y melodías redondas, llenas de matices y detalles ; está sobrado para dar un ambiente cabaretero-jazzero a alguna de sus piezas, con piano y todo ; y de casar el groove de la música negra con el garage en un clásico de los Strangeloves; y, por qué no, de regalarnos, “Act nice and gentle” de Ray Davies con la acústica, entre otros.
Las canciones tienen algo, que te dicen que están redondeadas y que tienen su acabado: cuidadas desde el principio hasta el final y con melodías, ritmos y cambios colocados dónde tienen que estar. Los miembros de Señor No han hecho un trabajo excelente y, una vez más, han demostrado que son unos músicos muy brillantes. El director de orquesta Loney, por su parte, no ha perdido la costumbre de escribir ni de cantar (en todos los registros que hay en el disco –son muchos y muy variados- llega hasta dónde quiere-). Nada nuevo, solamente unas cuantas canciones que se convertirán en clásicos escritas por un maestro. ¿Para qué más?
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