es el primer álbum que publica el dúo que forman cantautora de ascendente folkie al uso recientemente seducida por las posibilidades de la electrónica más sutil- y veterano de la escena indie y compinche más o menos habitual de gente como y -. Su debut y, de paso, una pormenorizada crónica de una ruptura sentimental y posterior reconciliación. Aclaremos un poco las cosas. Antes que tándem artístico, y fueron pareja y, como en tantos otros casos, la relación no acabó de funcionar. Decidieron separarse aunque, muy civilizados ellos, mantuvieron algo parecido a una buena amistad. Tanto que cuando pensó en grabar unas canciones que había compuesto, recurrió al bueno de Dragonetti para ejercer de productor. Y fue entonces cuando descubrieron que en el tiempo en que habían estado separados, uno y otro no habían hecho más que componer temas que, inevitablemente, giraban en torno a la ruptura y la melancolía en que su mutuo adiós les había sumido. Era pues la hora de afrontar la situación y reconocerse a sí mismos lo mucho que deseaban estar el uno con el otro. Y en ello siguen, felizmente casados y con esas canciones de añoranza y amor roto capturadas en un disco. suena a menudo apesadumbrado. Agridulce cuando menos, con más o menos la misma proporción de agrio que de dulce. Todo un despliegue de pirotecnia sentimental que se mueve entre el clasicismo pop y la indietrónica.
Utilizamos cookies propias y de terceros para aportarle una mejor experiencia de navegación y un servicio más personalizado.
Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información consultando nuestra política de cookies.