El tópico hace de la imagen del cantor de blues desgranado los pesares de su alma el retrato más habitual del género pero no conviene olvidar que, además de muestrario de miserias, el blues siempre ha tenido una vertiente aligerada de dolores como banda sonora de enloquecidas noches de sábado. Y eso es algo que el dúo que forman el guitarrista y el armonicista han tenido muy presente a lo largo de su longeva carrera conjunta. Lo suyo es el blues rural reactualizado, de ingobernable efervescencia y adornado con pinceladas de country, R&B y gospel. Ritmos que remiten al término Piedmont y que sirvenpara seguir haciendo de este histórico tandem que desde 2000 graba para Alligator una de las mejores opciones para disfrutar del rostro más vitalista del blues.
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