Mauro Pagani es, indiscutiblemente, uno de los artistas más respetados de su Italia natal. Respetado por haber contribuido a situar su país en la geografía del rock mundial con su trabajo durante la década de los setenta al frente de los seminales Premiata Forneria Marconi, banda unánimemente aclamada como una de las formaciones más interesantes que jamás hayan surcado las aguas del rock progresivo. Respetado por su inagotable inquietud, que le ha llevado por los parajes estilísticos más variados, del jazz al pop, de las músicas del mundo a la experimentación. Respetado por la inacabable lista de galardones y reconocimientos recibidos dentro y fuera de Italia y por haber hecho de sus ya míticos estudios Officine Mechaniche un centro de irradiación de algunas de las propuestas musicales más interesantes surgidas del país transalpino en los últimos tiempos. Respetado, por supuesto, por seguir siendo capaz de entregar tras casi treinta años de carrera musical, álbums como ‘Domani’, uno de sus últimos trabajos, que se dirían todavía concebidos desde el hambre insaciable de la más ardorosa juventud.
Tal y como el propio Pagani lo define, ‘Domani es el disco de un cantautor hijo del rock’. Un tratado musical confeccionado con maestría en el que tienen cabida los elementos más variopintos, una inmensa pléyade de influencias que la batuta del italiano consigue armonizar en un conjunto al que no le adivina la más mínima fisura. En ‘Domani’ se dan cita las melodías perfectas de Randy Newman junto a las cuidadosas pinceladas de blues; las hipnóticas aventuras electrónicas se asoman al espejo de la chanson en el que cantautores de toda condición se han mirado durante décadas y el mediterráneo se despliega ante nuestros ojos como algo que va más allá de una sonoridad determinada para convertirse en un estado de ánimo, en una presencia ineludible. Pagani se acerca a las músicas africanas de la mano del grupo cubano Síntesis (perpetuadores de la tradición Yoruba en la isla) y pone voz a la poesía de José Martí justo antes de iluminar sus canciones con el alma oriental del bouzouki. ‘Domani’ es hijo un artista consagrado al que todavía sobra la capacidad de sorprender.