La escuela rusa ha dejado una huella imborrable en la historia de la música. En el siglo XX, la figura del violonchelista Mtislav Rostropovich fue de suma importancia al ser uno de los máximos exponentes que crearían las bases de un estilo propio. En él se refleja una parte de la tradición de la escuela rusa, influida por el espíritu soviético, especialmente en el ímpetu de las interpretaciones y en el tratamiento del arco y el sonido. Gran número de compositores de todo el mundo han escrito obras para él, entre ellos Shostakovich, Prokofiev, Kachaturian, Britten, Halffter, Lutoslavski, Dutilleux, etc.
En este disco, lleno de vitalidad y frescura, Gabriel Ureña (violonchelo) y Patxi Aizpiri (piano) nos presentan un repertorio de lo más emblemático del género. La grabación, de suma belleza sonora, plasma la madurez interpretativa necesaria para afrontar un repertorio de unas exigencias técnicas indudables. Gabriel Ureña y Patxi Aizpiri llegan a alcanzar una interpretación que roza el lirismo vocal en sus líneas melódicas, así como un dominio técnico del instrumento que queda bien patente en relación a la musicalidad y concepto del sonido. Sin duda alguna, este trabajo discográfico es un referente dentro de la música de cámara para violonchelo y piano.