Las composiciones de éste primer disco del músico bilbaína Olivia Orell destilan una espiritualidad suprema manejada con la delicadeza extrema que Olivia imprime a su arte. Pura emoción. Sin un estilo definido ni por definir, Olivia ha firmado un puñado largo de composiciones extraídas por cada uno de los poros de su piel para tatuarse en el pellejo de cada uno de sus potencialmente numerosos oyentes. Canciones con las que desea aportar luz a las enfermedades mentales para lograr una normalización social siempre beneficiosa para los propios pacientes entre los que ella misma se encuentra diagnosticada.
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